- No sustituye a consejo veterinario profesional.
Los gatos son criaturas sensibles, sobre todo cuando se les toca. Una sesión de caricias que dura un minuto de más puede acabar con un mordisco o un zarpazo inesperado. Una sesión de juego demasiado alborotada también puede hacer que el gato te ataque las manos y los pies. En otras palabras, la agresión por sobreestimulación se produce cuando tu gato experimenta una sobrecarga sensorial y te dice que dejes de hacer lo que estás haciendo con un mordisco por sorpresa.
No, tu gato no está siendo maleducado o rencoroso. Solamente está reaccionando a una sobrecarga de estímulos. Tu gato tiene muchos receptores en la piel que pueden hacer que las caricias o los juegos repetitivos le parezcan demasiado. Un gato con dolor también puede reaccionar de forma negativa, ya que las caricias le hacen sentirse vulnerable.
El umbral de sensibilidad de cada gato varía. Algunos pueden soportar periodos más largos de caricias; otros se sentirán incómodos al cabo de unos pocos minutos. Por suerte, puedes detectar fácilmente a un gato sobreestimulado fijándote en las señales clásicas de malestar. Cuando sospeches o veas señales de sobreestimulación, levántate lentamente y déjale espacio a tu gato para que se relaje.
Sigue leyendo para conocer todas las señales de sobreestimulación y cómo calmar a tu gato después, para enmendar el exceso de caricias.
11 formas de saber si tu gato está sobreestimulado
Estas señales de advertencia son una buena razón para no acercarte a tu gato o dejar de acariciarlo. Para reducir la estimulación, evita acariciar a tu gato de la cabeza a la cola, limitándote a toques ligeros y solo en la cabeza, las mejillas o el cuello.
- Latigazos con la cola: cuando el ritmo y la fuerza del movimiento de la cola del gato aumentan hasta convertirse en latigazos o sacudidas de la cola, tu gato está mostrando señales de agitación. Un gato relajado mueve tranquilamente la cola de un lado a otro.
- Mordiscos: la mayoría de los dueños de gatos han experimentado lo que llamaremos “mordisquitos de amor”. Un mordisco repentino podría significar que tu gato ha llegado a su límite de caricias.
- Zarpazos: los zarpazos son bastante indicativos de un animal frustrado.
- Gruñidos o siseos: los gatos también vocalizan cuando se sienten irritados. En este contexto, un gruñido ronco se traduce más o menos como: “¡Ya me he hartado! Por favor. Para”.
- Cese del ronroneo: un zumbido alegre suele significar que tu gato aprueba el masaje que está recibiendo. Si deja de ronronear, tómalo como una señal de que le apetece un descanso.
- Pupilas dilatadas: las pupilas dilatadas pueden ser una señal de estrés, ansiedad o miedo en los gatos.
- Orejas planas: las orejas de nuestros gatos pueden moverse independientemente la una de la otra, una característica que les resulta muy útil en la comunicación. Las “orejas de avión” u orejas planas hacia atrás, pegadas a la cabeza, son indicio de un gato inquieto que te está advirtiendo de que te alejes.
- Posición encorvada con la cabeza baja: esta postura de guardia suele significar que el gato se siente incómodo con lo que está pasando.
- Tensión muscular: un gato sentado en una posición rígida puede estar experimentando un momento de “lucha o huida”. Fíjate también en las contracciones de la piel a lo largo del lomo del gato.
- Pelo erizado: cuando el pelo de la cola de un gato se eriza, suele significar que está asustado o sobresaltado.
- Garras desenfundadas: que las garras salgan repentinamente puede ser señal de malestar.
¿Qué causa la sobreestimulación en los gatos?
1. Han alcanzado su umbral de sensibilidad
Susan Nilson, PCB-A, consultora en comportamiento animal y fundadora de The Cat and Dog House, explica que los gatos tienen lóbulos frontales más pequeños que los perros. “[Esto] podría explicar por qué se excitan más fácilmente y tardan más en recuperarse de las emociones negativas”, dice Nilson.
Normalmente, el lóbulo frontal inhibe las emociones. El lóbulo frontal comparativamente más pequeño de un gato podría significar que reaccionan de forma menos eficaz a la estimulación que otras especies, con lóbulos frontales más grandes, que quizá disfruten con caricias más intensas. Los gatos sordos o ciegos también pueden tener un umbral sensorial más bajo.
A veces, la sobreestimulación en los gatos conduce a la agresión provocada por las caricias, o agresión por sobreestimulación. Esto es lo que ocurre cuando recibimos un ataque aparentemente injustificado mientras acariciamos a nuestros gatos. Los gatos no tienen control sobre esta respuesta, y no significa que no les gustes, ni siquiera que no les gusten las caricias. Podría significar simplemente que han sobrepasado el punto en el que se sienten bien.
2. Su instinto depredador y de presa entra en acción
La sobreestimulación también está relacionada con la percepción de falta de control. Por regla general, los gatos prefieren ser los encargados de decidir la duración de las caricias y la forma en que se producen. Además, como animales depredadores y de presa, a los gatos les gusta estar alerta ante cualquier amenaza potencial, nos dice Nilson.
“Básicamente, si los gatos se relajan demasiado cuando los acariciamos, pueden empezar a sentirse vulnerables y expuestos”, afirma. “Así que acabas con un gato que se siente en conflicto. ¿Se queda y disfruta de que le acaricien o hace lo que sea necesario para poder escapar del repentino peligro potencial?”.
3. Les duele algo o no están acostumbrados a las caricias
Una aversión al tacto podría indicar que tu gato siente dolor. Un gato con problemas de espalda, por ejemplo, puede reaccionar de forma negativa cuando se le toca en una zona sensible.
Además, la falta de socialización puede ser un motivo. Los gatos que reciben menos trato humano cuando son cachorros pueden acabar sintiéndose menos cómodos con las caricias más adelante.
Cómo calmar a un gato sobreestimulado
La mejor forma de calmar a un gato sobreestimulado es darle espacio. Haz movimientos lentos cuando te alejes o te levantes, dejando a tu gato mucho espacio para moverse donde le plazca a su propio ritmo. Puede que tengas que esperar desde unos minutos hasta una hora para que tu gato vuelva a la normalidad. No cojas a un gato sobreestimulado, ya que puede aumentar la agresividad.
Si tu gato está sobreestimulado y quiere jugar, también puedes redirigirlo con un juguete. También puedes probar a darle a tu gato una chuche que pueda lamer, ya que lamer es un comportamiento tranquilizante para muchas mascotas.
Nunca castigues a tu gato por un comportamiento agresivo
Tu gato no entiende qué le está causando la sobreestimulación y no puede controlar su respuesta a ella. Si castigas a tu gato por dar zarpazos o reaccionar a su sobrecarga sensorial, corres el riesgo de crear una asociación negativa con las manos humanas. Tu gato puede acabar sintiéndose aún más ansioso e incómodo cuando le toquen.
6 formas de prevenir la sobreestimulación de un gato
Como alma bastante sensible que soy, puedo comprender el malestar que produce la sobreestimulación. La clave es crear una previsibilidad y una rutina para que tu gato tenga un esquema adecuado para la agresividad o el juego. Estas son algunas formas de evitar la sobreestimulación y adiestrar a tu gato para que disfrute de las caricias.
Haz que las caricias sean suaves y breves
Tócale suavemente con los dedos y no con toda la mano. También puedes dejar que tu gato tome la iniciativa ofreciéndole la mano para ver con qué parte de su cuerpo se frota contra ti.
También es aconsejable mirar el reloj para que te hagas una idea de cuánto tiempo debes acariciar a tu gato. Un minuto de caricias suele ser lo suficientemente estimulante para un gato. Pero si notas que tu gato se pone rígido o en alerta, o que le tiembla la cola, antes de que pase el minuto, tómate un descanso. No tientes a la suerte.
Familiarízate con las zonas preferidas de tu gato
A mi gato, Floyd, le encantan las caricias en la barbilla y en todo el cuerpo; a mi otra gatita, Amber, le apasionan las caricias en el vientre. Cada gato es diferente y le gustarán distintas formas de ser acariciado, confirma el Dr. Patrik Holmboe, veterinario jefe de Cooper Pet Care.”Piensa en los humanos que conoces. A uno le pueden gustar los masajes en los hombros, a otro los masajes en la espalda durante unos minutos, pero no durante mucho más tiempo”, dice. “A los gatos les pasa lo mismo, ¡pero no pueden decírnoslo! Así que tienes que leer sus señales no verbales“.
Algunos gatos pueden no disfrutar en absoluto de los mimos. En este caso, puede que tengas que encontrar formas alternativas de interactuar con tu gato, en lugar de obligarle a aceptar tus caricias.
Conoce el lenguaje corporal de tu gato
Nuestros gatos no pueden hablar, pero sin duda pueden mostrar afecto a su manera. Y si prestas atención, tu gato te hará saber qué tipo de contacto prefiere a través de sus ojos y ronroneos.
“Evitar la sobreestimulación se reduce a dos cosas: saber lo que le gusta a tu gato (lo que se consigue prestándole atención a lo largo del tiempo) y leer las señales de tu gato en el momento“, señala el Dr. Holmboe.
El lenguaje corporal y el comportamiento tienen mucho que ver. “Si acaricias la barriga de tu gato y ronronea, cierra los ojos y mueve las patas, ¡probablemente lo está disfrutando!”, explica Holmboe.
Evita utilizar las manos y los pies como juguetes
Los gatos también pueden sobreestimularse durante el juego, desencadenando un ataque a manos o pies desprevenidos. Aunque no duela, hay que evitar utilizar las manos y los pies como si fueran juguetes, porque puede convertirse en un mal hábito. Tu gato puede empezar a atacarte regularmente las manos y los pies para empezar a jugar.
En lugar de agitar las manos delante de tu gato para que juegue, ofrécele muchos juguetes para gatos como válvula de escape estimulante.
Dedícale tiempo de juego y tiempo de juego en solitario
Un gato aburrido trae problemas si el aburrimiento le lleva a la frustración o al comportamiento destructivo. Las señales de un gato aburrido incluyen comer en exceso, pelearse y hacer travesuras. Para redirigir la energía de tu gato, planifica tiempo de juego todos los días. Los juguetes con varita y señuelo son perfectos para el juego cooperativo.
Si quieres que tu gato juegue solo, prueba con juguetes de rompecabezas para gatos.
Recompensa a tu gato después de cada caricia
También conocidas como contracondicionamiento, las chuches pueden ayudar a que tu gato aprenda a querer que le acaricien. Lo que tienes que hacer es dedicar tiempo cada día a acariciar y recompensar a tu gato. Después de cada caricia, dale a tu peludo una chuche para gatos de calidad. Este método de refuerzo positivo es como poner dinero en el banco: con el tiempo, la asociación de cosas buenas (chuches) se irá acumulando, y tu gato empezará a tener ganas de que lo acaricien.
Ten en cuenta que, durante un tiempo, puede que tu gato solo acepte caricias a cambio de chuches. ¡Existe la posibilidad de que tu gato se enfade si le acaricias y no le das una recompensa!
Conclusión: conoce los límites de tu gato
Si tu gato te da zarpazos y rechaza tus caricias, deberás empezar por fomentar la confianza y el refuerzo positivo. La confianza empieza por respetar los límites del gato y su capacidad para consentir que le toquen. Si a tu gato le gustan las caricias, pero tiende a quejarse, haz que sean breves y procura evitar las zonas que no le gustan.
La agresividad provocada por las caricias no quiere decir que tu gato no te quiera. Sigue queriendo (y necesitando) tu atención y afecto, pero prefiere tenerlo a su manera, en la cantidad y con la intensidad adecuadas. Si dejas que tu gato dicte cuándo y cómo se le toca, es más probable que acepte tus caricias en el futuro.
Si te cuesta interpretar el lenguaje corporal de tu gato, el Dr. Holmboe ofrece algo de tranquilidad. “Los dueños no deben esperar saberlo todo desde el principio. Tómate el tiempo y el cuidado necesarios para aprender cómo se comunica cada gato a su manera”.
Cuando domines el lenguaje del amor propio de tu gato, podrás calibrar mejor sus preferencias de caricias, una parte importante para fomentar una relación sana y segura con tu gran amigo.