Por mucho que disfrutes viendo a tu perro pasárselo en grande en el campo, los dueños de mascotas deben prestar atención a un peligro estival particular: las espigas.
Las espigas son el soporte de esas semillas molestas y espinosas que se clavan de forma irremediable en calcetines y cordones de zapatos tras pasar por zonas con maleza. La forma de la semilla es perfecta para introducirse en la tierra, pero tiene consecuencias potencialmente peligrosas para los perros. A continuación, te contamos lo que todo amante canino ha de saber sobre las espigas.
Si una semilla de espiga acaba en tu perro, estará en un viaje sin vuelta al interior del animal. Y es que no se disolverá por sí sola.
Las semillas de espiga tienen una punta frontal afilada que penetra en la piel o entra a través de un orificio, mientras que la púa en forma de gancho impide que se salga. Estas semillas están en un viaje sin vuelta al interior de tu animal, y es que no se disuelven por sí solas.
La única solución es extraerla. Dado que la forma en la que se clavan estas espigas no es algo común, puede resultar en todo un desafío para dueños sin capacitación médica. Lo mejor que pueden hacer es acudir a su veterinario. De no tratarse, una semilla de espiga puede causar infecciones, abscesos o algo peor. Pueden llegar a desplazarse por el cuerpo del perro hasta los pulmones u otros órganos vitales, lo que provocaría complicaciones graves e, incluso, la muerte.
Según afirma la Dra. Rebecca Greenstein, asesora de Rover y directora veterinaria del hospital veterinario de Kleinburg, «si notas que una semilla está ligeramente incrustada y puedes quitarla, programa una cita con el veterinario, ya que podrían quedar restos en el perro». «A veces no podemos encontrar la semilla sin realizar pruebas avanzadas. Si sabes que tu perro ha estado expuesto, lo recomendable es recibir asistencia médica».
Según la Dra. Greenstein, prestar atención a esta planta es el primer paso para evitar que tu perro sufra por sus dañinas consecuencias. Aconseja «familiarizarse con el aspecto de las espigas y evitar la maleza alta cuando sea posible». «Cuando los dueños de perros reconocen el peligro que pueden llegar a representar las espigas, son capaces de ayudar a sus mascotas a evitar el contacto y actuar de forma adecuado cuando se expongan».
La historia de Joey
Un caso extremo es el de Joey, un pastor alemán mestizo y juguetón de California. Este curioso cachorro sufrió una inflamación en la cadera al día siguiente de chocar con el tocón de un árbol. Su veterinario de confianza le diagnosticó y trató una infección bacteriana, pero la hinchazón volvió a aparecer.
Tras un par de tratamientos sin resultados, Joey acabó en el Hospital Veterinario de la Universidad de California en Davis. Los radiólogos le hicieron una ecografía que reveló un rastro que iba desde la zona de la herida inicial hasta el abdomen. Al final del rastro, detectaron un gran objeto extraño. La cirugía extrajo la semilla de espiga que se había insertado en la cadera y había quedado a apenas 3 mm de la aorta. Después de pasar unos días ingresado, Joey volvió a casa, donde se recuperó con éxito.
Cómo identificar una espiga
Estas espigas, también conocidas como hierba de cola de zorro, tienen una forma parecida a la de la cola de un zorro. Las reconocerás como unas vainas peludas con forma de cola o crin animal que crecen en vertical desde el tallo. Son muchas las especies de hierbas que pertenecen a este grupo de plantas y se pueden encontrar en gran parte de EE. UU., Canadá, y España (aunque están menos presentes en el sudeste estadounidense).
Las espigas se propagan con gran rapidez tras las lluvias primaverales. Son inofensivas en los meses de invierno, pero toda una plaga desde mediados de abril hasta otoño, cuando las semillas se secan y se enganchan en el pelaje. Estas hierbas crecen en una gran variedad de entornos y, sobre todo, en zonas abiertas como bordes de carreteras, parques, senderos y campos.
Incluso puedes encontrarlas en tu propio jardín. Elimina cualquier hierba así que encuentres. Arráncalas de raíz o rocíalas con vinagre en los días de calor.
Las espigas se propagan con gran rapidez tras las lluvias primaverales. Son inofensivas en los meses de invierno, pero toda una plaga desde mediados de abril hasta otoño, cuando las semillas se secan y se enganchan en el pelaje. Estas hierbas crecen en una gran variedad de entornos y, sobre todo, en zonas abiertas como bordes de carreteras, parques, senderos y campos.
Incluso puedes encontrarlas en tu propio jardín. Elimina cualquier hierba así que encuentres. Arráncalas de raíz o rocíalas con vinagre en los días de calor.
Tipos de espigas
Este tipo de hierbas gramíneas cuentan con muchos nombres. Entre otros:
- Paitén o rabo de gato
- Cigua o panizo
- Cola de zorro gigante
- Espiguilla (también conocida como bromus tectorum, barabueyes o ballico)
- Hierba de majal o fina
- Cola de zorra
- Membrillejo
- Aristas o espiguillas de las gramíneas y hierbas
Señales de que tu perro tiene un problema relacionado con las espigas
Según la Dra. Greenstein, las señales te mostrarán dónde se ha insertado la semilla en el cuerpo de tu perro cuando sospeches que se ha acercado a unas espigas.
La doctora añade que «si, por ejemplo, tu perro inhaló la semilla a través del hocico, es posible que comience a estornudar, moquear y bufar. Si se ha introducido a través de la almohadilla de la pata, es posible que el animal cojee».
«Lamentablemente, si no se es consciente de la exposición, esta amplia gama de síntomas puede dificultar a los dueños de la mascota el identificar a la espiga como el origen del malestar de su perro».