- No sustituye a consejo veterinario profesional.
Probablemente no sea ninguna sorpresa descubrir que la cantidad que tu perro necesita beber cambia de un día a otro. Al igual que los humanos, las necesidades de agua de los perros cambian en función del ejercicio que hacen y del calor del día. Además, algunos problemas de salud pueden provocar un aumento de la sed, por lo que es importante vigilar el nivel del cuenco de agua de un perro.
Como regla general, tu perro debe beber unos 70 ml de agua al día por cada kilogramo de peso corporal. Si tu cachorro quiere beber mucha más agua, es recomendable que le observes más de cerca.
Con la ayuda de veterinarios expertos, repasamos las causas más comunes de la sed excesiva en perros, cómo saber si tu perro bebe más de lo normal y qué hacer en ese caso.
¿Cuánta agua es demasiada?
Según la Dra. Lauren Atkinson, veterinaria jefe de CityVet Addison en Dallas, Texas, el consumo normal diario de agua de un perro oscila entre 25 y 70 ml por kilogramo de peso corporal. El lugar en el que se sitúa tu perro dentro de ese rango depende de factores como su edad, peso, dieta, nivel de actividad y estado de salud.
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Dado que el consumo normal de agua varía de un perro a otro, es difícil cuantificar lo que se considera «sed excesiva» o polidipsia. Lo mejor es prestar atención a cualquier comportamiento anormal en tu perro.
Nell Ostermeier, veterinaria y asesora de Figo Pet Insurance, recomienda estar atento al uso más frecuente del cuenco del agua, una micción más frecuente y encontrar el cuenco con más frecuencia de lo habitual.«Si se produce un aumento o una disminución en la ingesta de agua o en la sed de tu perro durante más de 24 horas, debes ponerte en contacto con tu veterinario», afirma.
Para supervisarlo, prueba a vaciar el cuenco por la mañana y volver a llenarlo hasta un nivel marcado, y luego mide la diferencia al final del día.
Causas del aumento de la sed en perros
Como señala la Dra. Atkinson, la sed excesiva de un perro podría ser una respuesta normal a circunstancias temporales. Sin embargo, dado que existe la posibilidad de que haya un problema de salud subyacente, identificar la causa es prioritario. Ten en cuenta lo siguiente:
- Dieta. El contenido de humedad de la dieta de un perro puede influir en su consumo de agua. Para cubrir sus necesidades de hidratación, un perro que sigue una dieta baja en humedad (comida seca o pienso) puede necesitar beber más agua que un perro con una dieta húmeda. Un cambio reciente en la comida del perro podría explicar el cambio.
- Edad. Los cachorros pueden necesitar más agua por unidad de peso corporal que los perros adultos, ya que sus riñones aún tienen una capacidad limitada para concentrar la orina.
- Clima. Los perros que viven en climas más cálidos pueden beber más agua que los que viven en zonas más templadas. Los periodos de calor y humedad también pueden hacer que un perro tenga más sed de lo normal.
- Aumento del ejercicio. Los perros de trabajo, las razas deportivas y los perros que hacen ejercicio intenso pueden beber más agua que los perros sedentarios.
- Medicamentos. Algunos medicamentos pueden causar sed excesiva y un aumento de la micción en perros. Son ejemplos de ello los diuréticos, los corticosteroides y los anticonvulsivos.
- Deshidratación. Los perros que sufren deshidratación debido al calor, al ejercicio intenso o a una enfermedad pueden mostrar un aumento de la sed. Otros signos de deshidratación pueden ser falta de energía, encías secas, jadeo excesivo y pérdida de elasticidad de la piel. La deshidratación es un motivo para acudir al veterinario lo antes posible.
- Vómitos o diarrea Durante los episodios de diarrea o vómitos, los perros pueden deshidratarse y, como consecuencia, beber más agua. Si tu perro sigue vomitando o tiene diarrea durante más de 24 horas, es importante que te pongas en contacto con tu veterinario.
- Fiebre. También conocida como hipertermia, la fiebre eleva la temperatura corporal del perro y puede dar lugar a un aumento de la sed.
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Problemas de salud
Si no detectas ninguna causa evidente para la sed de tu perro, la Dra. Atkinson recomienda llevarlo al veterinario. Algunas de las afecciones médicas subyacentes que pueden aumentar el consumo de agua incluyen:
- Enfermedad renal. Esta afección crónica provoca un deterioro gradual de la función renal, que reduce la capacidad de concentrar la orina. Una función renal deteriorada puede hacer que un perro sea más propenso a la deshidratación, lo que provoca un aumento de la ingesta de agua.
- Enfermedad hepática.El hígado desempeña un papel fundamental en la filtración de los productos de desecho de la sangre, por lo que su deterioro puede repercutir en los niveles de líquidos corporales. Los perros con enfermedad hepática pueden presentar una micción excesiva y un aumento de la sed.
- Problemas urinarios. Los cálculos en la vejiga y las infecciones del tracto urinario (ITU) pueden provocar cambios en la producción de orina. Estas afecciones podrían aumentar el riesgo de deshidratación del perro y provocar sed excesiva.
- Diabetes mellitus. Esta afección metabólica crónica altera la capacidad del cuerpo para producir o utilizar la insulina correctamente. El aumento de la micción es un síntoma común de la diabetes, que a veces se acompaña de sed excesiva.
- Enfermedad de Cushing. La enfermedad de Cushing, también conocida como hiperadrenocorticismo, afecta a la glándula pituitaria. Esta enfermedad suele provocar una producción excesiva de cortisol, lo que conduce a una micción frecuente y a un aumento de la sed en los perros.
- Enfermedad de Addison. La enfermedad de Addison, también conocida como hipoadrenocorticismo, provoca una producción insuficiente de hormonas adrenocorticales. Aunque los síntomas gastrointestinales son los más comunes, algunos perros sufren sed excesiva.
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Cómo saber si se trata de un problema médico
En un perro sano, la sed excesiva puede no ser motivo de preocupación si está relacionada con un cambio en las circunstancias. Los signos de que el aumento de la sed de tu perro puede ser temporal incluyen:
- Ha realizado recientemente un ejercicio más intenso o prolongado de lo habitual.
- La temperatura o la humedad de tu lugar de residencia ha aumentado.
- Su dieta ha cambiado hace poco a un alimento con menor contenido húmedo.
- Ha empezado a tomar un nuevo medicamento cuyo efecto secundario conocido es el aumento de la sed.
- Su acceso al agua potable ha sido limitado o interrumpido durante un tiempo.
Es importante que vigiles a tu perro si empieza a beber mucha agua de pronto, incluso si sospechas que es algo temporal. Consulta al veterinario si la sed excesiva de tu perro persiste durante más de 24 horas o si presenta los siguientes síntomas:
- Bebe grandes cantidades de agua de una sola vez.
- La producción de orina parece escasa en comparación con el agua que bebe.
- Empieza a hacerse pipí en casa a pesar de haber superado el entrenamiento para hacer sus necesidades.
- Su apetito ha cambiado notablemente.
- Vomita después de beber agua.
- Tiene las encías y la nariz secas, o la piel ha perdido elasticidad.
- Parece cansarse más rápido de lo habitual.
- Su orina se muestra sanguinolenta o de color oscuro.
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Prepararse para una visita al veterinario
Si te preocupa que tu perro beba demasiada agua, pero su estado se mantiene estable, es recomendable consultar con el veterinario. La Dra. Atkinson aconseja a los dueños de mascotas que se preparen para responder preguntas sobre la ingesta de agua habitual y actual de su perro.
«Es probable que el equipo veterinario también te haga preguntas específicas sobre el historial de alimentos, golosinas, suplementos y medicamentos que consume tu mascota, así como sobre los puntos de acceso al agua en casa y los cambios en los patrones conductuales o de micción», añade.
En función de los resultados de la exploración física y del historial médico de tu perro, es posible que el veterinario quiera hacerle algunas pruebas. En casos de polidipsia, las pruebas diagnósticas habituales incluyen análisis de orina y sangre y, en ocasiones, radiografías abdominales o una ecografía para explorar el hígado, los riñones y las glándulas suprarrenales.
El tratamiento varía en función de la causa subyacente, pero puede abarcar desde modificaciones de la dieta hasta la administración de medicamentos. Por ejemplo, los perros que muestran signos de enfermedad renal pueden beneficiarse de una dieta baja en fósforo, mientras que los perros con diabetes pueden necesitar un tratamiento con insulina. Los perros que sufren deshidratación pueden requerir un tratamiento intravenoso, junto con un plan terapéutico específico.