Cuando dejé a mi perro al cuidado de mi amiga, estaba un poco nervioso al principio, pero ella rápidamente me tranquilizó con su actitud cariñosa y su experiencia en el cuidado de mascotas. Desde el momento en que dejé a mi perro con ella, pude ver que estaba en buenas manos. Ella siguió todas mis instrucciones al pie de la letra, desde la alimentación hasta los paseos diarios y las necesidades especiales de mi perro. Recibía actualizaciones regulares con fotos y mensajes sobre cómo estaba mi perro, lo que me ayudaba a sentirme conectado incluso estando lejos. Cuando regresé, mi perro estaba feliz y saludable, lo que demostraba claramente que había recibido mucho amor y cuidado durante mi ausencia. Estaba muy agradecido de tener a una amiga tan confiable y dedicada para cuidar a mi precioso compañero peludo.