Como cualquier niña, siempre le pedí a mis padres una mascota: un perrito, un gatito, un pajarito... Luego ya me valía cualquier animal que pudiera cuidar y mimar. Sobra decir que nunca me dieron el gusto de tener mascota, así que me busqué la vida y decidí cuidar de todos los perros de mi pueblo natal (algunas veces con más acierto que otras). Tras empezar a vivir en Pontevedra me encontré en una situación compleja, pues había dejado todo atrás para poder estar con mi pareja y no encontraba manera de encajar: sitio nuevo, trabajo nuevo, tener que pasar toooodo el proceso de socialización otra vez... Y llegó Zipi para hacerme la vida mucho más fácil (pero no al principio, no... se llama Zipi con motivo). Después llegó Bimba, con sus miedos, inseguridades y múltiples "perrinalidades". He aprendido muchísimo con ellos en todos los niveles de cuidado: alimentación, paseos, cuidado del pelo, aceptar su carácter, entender sus necesidades, cambiar mi chip y leer mucho sobre comunicación canina. No soy experta ni me proclamo tal, soy una mamá perruna que quiere estar formada e informada para atender a mis pequeñuelos de la mejor manera posible.