Una tarde, antes de que comenzase la clase de adiestramiento para cachorros, la mamá de Milo se acercó a mí arremangándose. Extendió sus brazos, que estaban cubiertos de cardenales morados y mordiscos de color rojo furioso. “Necesito ayuda”, susurró.
Simpaticé con la madre de Milo. Los cachorros son encantadores, no hay duda, pero vienen equipados con algunas características letales. Sus dientes están diseñados para romper huesos y desgarrar carne; nadie le dijo a la evolución que la mayoría de los perros comen pienso.
Tu cachorro nace ciego y sordo y vivirá hasta dos semanas en un mundo oscuro y silencioso antes de abrir los oídos y los ojos. Esto significa que su primera introducción al mundo es a través de la boca, que los guía para localizar la comida y entender su entorno. Incluso después de ganar fortaleza en su visión y su audición, los cachorros siguen confiando en sus bocas para obtener información.
La boca es, en muchos sentidos, el corazón de un cachorro. Le proporciona alimento, nuevos sabores y olores (los perros huelen a través de la boca y de la nariz) y, a medida que sus patas se vuelven más robustas, desempeña un papel principal en su socialización y en sus comportamientos de juego con sus compañeros de camada. En otras palabras, la boca y sus 28 dientes de leche afilados son esenciales para el desarrollo de un cachorro.
El problema es que, aunque sus dientecitos listos para hincar apenas hagan daño, en cuestión de meses, esos 28 pequeños alfileres se convertirán en 42 pequeñas cuchillas.
Mordiscos de cachorro: qué no hacer
La peor respuesta del dueño si su cachorro muerde es cerrarle la boca a la fuerza. Mantener el hocico cerrado con las manos o, en el peor de los casos, atar las mandíbulas para que estén juntas, probablemente fracase de dos formas:
- Puede que haga que el cachorro piense que estás jugando y esto lo incite a seguir atacándote con su boca como parte de su juego imaginario.
- Impedirá que el cachorro comprenda por qué lo que está haciendo con su boca ha provocado que se la cierres.
Probablemente tu cachorro aún no tenga la experiencia necesaria para comprender que una boca que se usa para comer no es lo mismo que una boca que se usa con juguetes ni lo mismo que una boca que se usa para jugar con los dueños.
Cómo enseñar a un cachorro a no morder
Esto no significa que tengas que sufrir con los dientes de tu cachorro. Prueba estos consejos para enseñarle a no morder a tu perro.
Primer paso: interrupción
- Si los mordiscos del cachorro se vuelven incómodos, díselo de inmediato interrumpiendo el comportamiento. Di “¡AY!” y aleja tus manos, brazos, pies u otras partes del cuerpo de su alcance durante unos 15 segundos. Después, vuelve a interactuar con el cachorro. Si se ha calmado, estupendo. De lo contrario, ¡sigue leyendo!
Segundo paso: redirección
- Si el cachorro comienza a morderte con demasiada presión, toma el juguete más cercano y ofréceselo. Morder solo es aceptable si el objetivo es un objeto más apropiado.
Tercer paso: alejamiento
- Si ni tu “¡Ay!” ni la redirección fueron efectivos para alejar de ti la atención de tu cachorro, prueba a eliminar aquello que ellos perciben como la “recompensa” de la interacción: ¡tú!
- Cuando los dientes del cachorro empiecen a hacer daño (no antes, ya que cuando solo juegan no es un problema), infórmale diciendo “¡Auch!”.
- Inmediatamente, aléjate del cachorro y pon algún tipo de barrera entre vosotros (vete a una habitación cercana y cierra la puerta, colócate detrás de una barrera para bebés o de un mueble) entre 15 y 30 segundos.
- Vuelve cuando este tiempo haya transcurrido y comprueba si tu cachorro se ha calmado lo suficiente para parar su comportamiento mordedor.
Cuarto paso: eliminación
- Si tu “pausa” no ha funcionado, el plan B consiste en dejar de interactuar con el cachorro por completo.
- Interrumpe al cachorro de nuevo con tu “¡Ay!” y aléjate inmediatamente.
- Abandona la habitación por completo o pon al cachorro en un espacio de aislamiento. No obstante, no debes castigar a tu cachorro con palabras o acciones violentas. De hecho, puedes darle una tarea constructiva cuando te vayas, como masticar un snack de buey o un juguete interactivo. Al irte, le estás comunicando claramente que, si muerde demasiado, se acaba el juego y un ser querido desaparece.
- Vuelve después de que tu cachorro haya tenido suficiente tiempo para calmarse.
Descubre qué puedes hacer para que tu pequeñín deje de morder los muebles aquí.
Resumen
Lo más importante del adiestramiento es que seas constante y tengas mucha paciencia. Después de todo, ¡solo es un bebé peludo que está descubriendo el mundo! Si sigues estos métodos de forma coherente a lo largo del tiempo, tu perrito empezará a entender qué ocurre rápidamente.