“Ay, ¡que bonito eres! “, “¿quién es un buen chico?”, “¿cómo no quererte?”, “mmm, mira lo que tengo aquí, ¡una chuche deliciosa!”. ¿Le hablas a tu peque con diferentes entonaciones, de forma aguda, y… seamos honestos, casi como si fuera un bebé? Pues no tienes nada de lo que avergonzarte, ¡la ciencia está de tu lado!
El lenguaje que empleamos para hablar con bebés suele ser agudo y normalmente pronunciamos las palabras de forma exagerada, ya que se cree que les ayudamos a aprender un idioma, además de que fortalece el vínculo entre el bebé y los padres.
¿Hacemos lo mismo con los perros? Pues, muchos de nosotros (si, ¡nos incluimos!) les hablamos a nuestros mejores amigos peludos como si fueran bebés pero no porque queramos que aprendan un idioma, sino porque nos sale de naturaleza, sin darnos cuenta.
Un estudio publicado en la revista Animal Cognition intenta responder a la pregunta: ¿importa la manera en que les hablamos a nuestros perretes o da igual el tono que empleemos?
¿De qué se trató el estudio?
Alex Benjamin, candidata a doctora de la Universidad de York, y sus colegas juntaron a 37 perros de Inglaterra, les pusieron correas y los introdujeron en una sala. Allí dentro, se encontraban dos personas que tenían altavoces con grabaciones de sus propias voces.
Los perros escucharon la primera grabación, una conversación con un tono normal, sin agudos ni diferentes entonaciones. El segundo audio se caracterizó por un lenguaje infantilizado adaptado a los perros, con agudos y muchas entonaciones. Además, se usaron palabras clave como “paseo”.
Luego, el equipo responsable del estudio midió el tiempo en el que los perros miraban a cada una de las personas al reproducir las grabaciones y el tiempo que pasaban con cada persona después de que les quitaran la correa y al finalizar la grabación.
¿Cuáles fueron los resultados?
¡Los perros pasaban más tiempo mirando a la persona que había reproducido el audio del lenguaje infantilizado para perros! Además, la mayoría de los cuatro patas decidió pasar más tiempo con la persona de la grabación del lenguaje con entonaciones y tonos agudos, después de que le quitaran la correa.
Por este motivo, podemos afirmar que a los perros les agradan las diferentes entonaciones y el lenguaje infantilizado.
Es importante aclarar que el lenguaje perruno no presenta exageración de vocales, como si lo hace el lenguaje infantilizado específicamente dirigido a bebés, simplemente porque no pretendemos que los perros aprendan a pronunciar las vocales (algo que sí esperamos que ocurra con los niños).
Pero entonces, ¿por qué les hablamos a los perros de esta manera? Alex Benjamin afirma: “Esto sugiere que somos sensibles a las capacidades lingüísticas del animal o la persona con la que hablamos. Y es en gran parte inconsciente. La gente no se da cuenta de que está haciendo algo diferente”.
Profundicemos más el análisis con un segundo estudio
El equipo decidió hacer un segundo experimento para ver si los perros se emocionaban solo cuando escuchaban palabras como “paseo” o “chuches” o si se trataba de algo más. Nuevamente se reprodujeron grabaciones con entonaciones diferentes, en una de ellas se escuchaba: “Anoche fui al cine” pronunciado con un tono infantil y en la otra grabación decían: “Buen perro, ¿quieres salir a pasear?” pero con un tono neutral.
Los perros no preferían ni la primera grabación, ni la segunda. Estos resultados sugieren que los perros reaccionan no solo a las palabras clave o a la entonación, ¡sino a una combinación de ambas!
Así que recuerda, no hace falta que le hables a tu perro usando un tono infantilizado sino te sale hacerlo, pero si lo haces, no te sientas avergonzado porque ¡a los perros les encanta y la ciencia lo ha comprobado!
¡Descubre cuidadores y paseadores que, además de cuidar a tu mejor amigo peludo, le hablarán con ternura y cariño!