Tuve que irme de viaje y dejé a mi perrita de 13 años, Chusca, al cuidado de Ariadna. Confié en ella ya que la conocía de unos amigos y conocía su pasión por los animales. La mantuvo súper cuidada durante casi dos meses, se preocupó mucho por sus gustos y la sacaba a pasear con su pelota casi cada día. La bañaba (le daba pudor a mi perrita) y le introdujo hábitos que yo había sido incapaz.