Los perretes buscan la pelota sin cansarse y te reciben como si fueras la mejor persona del mundo. Los gatos duermen todo el día, y solo dejan el sofá para comer su platito de atún. ¡Y mejor ni juntarlos porque todo puede quedar patas para arriba! Estas son las imágenes que muchas personas tienen de los perros y gatos.
¿Pero es realmente cierto lo que creemos saber de ellos? ¿Odian los peludos a los gatos? ¿Son los felinos realmente seres egoístas que solo se preocupan por ellos mismos, mientras que los perretes son todo lo contrario? Sigue leyendo para ver más en detalle si las siguientes afirmaciones son verdaderas o solo un mito.
1) Los perros y gatos se odian: mito
Antes de ir más en detalle, este antiguo cuento chino busca explicar la rivalidad histórica entre los perros y los gatos.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo atrás, un perro y un gato vivían con sus dueños en armonía. Hasta que un día uno de los dueños vendió su anillo preciado para comprar un par de bueyes. Al día siguiente las siembras se secaron, las vacas adelgazaron y ya no había nada que comer.
Entonces, el gato le propuso al perro emprender un viaje para recuperar el anillo. Ambos estuvieron de acuerdo y partieron a la ciudad en búsqueda de esta joya de la fortuna.
Cuando hallaron la casa del hombre que lo había comprado, le robaron el anillo y salieron corriendo de regreso a su hogar. Como el gato era más ágil que el perro, pudo llegar antes a su casa que el can. Cuando los dueños vieron que el gato tenía el anillo, saltaron de alegría, lo mimaron y le dieron su plato favorito.
Unos minutos más tarde llegó el perro y al ver la escena comprendió que el gato se había llevado todo el crédito. El perro quiso explicar lo que había pasado pero sus dueños no le creyeron y lo mandaron al patio. Desde entonces, el perro aborrece al gato, el felino vive dentro de la casa y el can fuera.
Pero, volviendo a la vida real, ¿es realmente cierto que los perros y los gatos no se llevan bien?
Cuando paseas a tu peque por la calle y ves que un gato se cruza por el camino, sabes que tienes que sostener la correa con fuerza porque automáticamente tu peludo intentará arrastrarte por el camino hasta atrapar al felino. Pero aunque no lo creas, esta actitud muy perruna, no tiene nada que ver con el odio, de hecho, surge por instinto. Instintivamente, el perro es cazador y el gato huye sin pensarlo.
Pero seamos realistas, nuestros peques no tienen muchas posibilidades de ganarle a un felino, ya que los gatos son más hábiles e inteligentes y con tan solo unos simples arañazos podrían deshacerse de su persecutor.
La realidad es que los perros y los gatos tienen personalidades muy diferentes que hacen que puedan haber ciertos roces entre ellos. El perro es leal, obediente y sociable, el gato en cambio, independiente, territorial y solitario. Estas características hacen que no sean los amigos ideales.
Sin embargo, con un poco de adaptación mutua es posible que pierdan estos instintos poco a poco y desarrollen un verdadero lazo de amistad.
Consejo PRO: puedes darle a tu peque una prenda de tu gatito y viceversa para que vayan incorporando su olor y de esta forma, se lleven mejor poco a poco.
2) Los gatos son egoístas: mito
Si tienes un gato, es muy probable que sepas que no dejará que lo acaricies cuando tú quieras, como por ejemplo cuando vuelves del trabajo, pero es posible que comience a maullar frente a la puerta de tu habitación a las 4 de la mañana para que lo dejes entrar porque quiere acurrucarse contigo.
Los gatos han ganado fama de ariscos y egoístas, sin embargo no creemos que esto sea así.
Es importante entender la personalidad felina para poder definirlos. Para empezar, los gatos no son jerárquicos, es decir nos ven desde una misma altura (¡figurativamente hablando claro!) y no nos obedecen porque se sienten iguales frente a nosotros.
Además, debemos respetar sus preferencias y costumbres, ya que son muy territoriales, les encanta la rutina y no les agrada el cambio.
3) El gato nos trata como si fuéramos gatos: verdad
Los gatos salvajes comenzaron a evolucionar hace unos 10.000 años. El perro, en cambio, hace alrededor de 15.000 años atrás. El gato salvaje es un cazador solitario y el lobo se caracteriza por moverse en manada. Por este motivo, el gato se siente más cómodo estando solo y al perro le resulta muy fácil socializar.
A pesar de ello, el perro se comporta de forma muy diferente con nosotros que como lo haría con otro animal de su misma especie. El gato, por otro lado, nos trata como si fuéramos su igual: nos saluda teniendo la cola estirada, se restriega entre nuestras piernas mientras ronronea cariñosamente y (a veces) nos acompaña, sentándose cerca nuestro, mientras vemos una película en el sofá.
4) Los perros nos quieren y los gatos nos toleran: mito
Las personas no dudan cuando les preguntan si sus perros los quieren. Sin embargo, no pasa lo mismo cuando hacen referencia al gato.
Muchas personas aseguran que los gatos solo están interesados en comer y en dormir cómodamente en el sofá (y si es en la cama, ¡mejor!). Sin embargo, por fortuna la ciencia prueba lo contrario.
Un equipo de psicólogos y zoólogos de la Universidad de Oregón realizó un estudio respecto a la interacción de los gatos con los humanos. Los gatos debían elegir entre tres opciones: su humano favorito, un plato de comida y un juguete. ¡Y los gatitos eligieron a su amigo de dos patas!
5) El gato no extraña a su humano, el perro sí: mito
Como ya hemos mencionado, al gato le encanta la rutina y tú formas parte de ella. Pero no solo te necesita por ese motivo, sino porque además, te ha tomado cariño, tratándote como a un igual.
Es importante entender que los gatos no han sido domesticados por completo. Los felinos mantienen muchas características de sus ancestros, los gatos salvajes. Por ejemplo, la soledad. Los felinos disfrutan estando solos pero eso no significa que no extrañen a su amigo humano si no lo ven durante mucho tiempo. Por más de que los gatos son seres solitarios de naturaleza, cuando te vas de vacaciones por mucho tiempo, pueden sentir tristeza y estrés, condición que puede generar dermatitis y cistitis (inflamación de la vejiga) en ellos.
Para evitar que tu gato se sienta triste, angustiado o estresado porque te has ido de casa por un largo período, recuerda que ahora también puedes reservar los servicios de un cuidador de gatos. Si reservas con frecuencia a tu cuidador de gatos, tu felino terminará adaptándose a él y le será menos duro afrontar tu partida.
6) Los gatos hablan con sus humanos: verdad
Es claro que cuando los perros ladran comprendemos rápidamente que desean transmitirnos un mensaje. Pero ¿qué hay de los gatos? Pues, por supuesto que también se comunican con nosotros, pero no por medio del ladrido, sino a través del maullido.
¿Sabias que si no fuera porque los gatos conviven con nosotros, dejarían de maullar una vez que llegan a su edad adulta? El gato solo maúlla porque ha aprendido que si lo hace captará nuestra atención y obtendrá una respuesta a su pedido, sea una caricia en su barbilla, un pedacito de pollo o porque quiere ocupar tu lugar en el sofá.
7) Los perros aprenden, los gatos no: mito
Los gatos son seres muy inteligentes, incluso más que los perros. No solo saben lo que funciona y lo que no, sino también a quién deben pedirle que cosa y a quién no. La próxima vez que tu queridísimo gatito decida despertarte a ti y no a tu pareja para obtener su platito de atún a las 6 de la mañana de un domingo, ya sabes cuál es la razón.